bajo el mismo techo
las prostitutas y nosotros
tréboles y luna
«Hacerse uno con la Naturaleza» era lo que pretendía Bashô y por eso se pasó la mayor parte de sus 50 años de vida recorriendo Japón a pie, explorando sus rincones y disfrutando de placeres sencillos: un anochecer, un templo en ruinas, los susurros del viento, un trozo de pan. No era un monje zen, aunque podría decirse que vestía e incluso pensaba como tal.
En sus diarios, Bashô fue anotando las sensaciones e impresiones de sus viajes. El diario más conocido es «De camino a Oku» (también conocido como «Senda hacia tierras hondas»), pero en esta edición de la editorial DVD se incluyen un total de 5 diarios y otros textos complementarios. A través de sus descripciones, Bashô consigue transportarnos a aquel Japón salvaje, agreste, que hoy atraviesan las carreteras y autopistas.
Perdiéndonos junto al autor por esos bellos parajes solitarios, deambulando con él bajo la inclemencias del tiempo en dirección a un pueblo remoto (donde aseguran que se puede contemplar la luna más bella), podremos saborear durante doscientas páginas de una vida distinta, alejada de lo material, y de paso aprender a relativizar la importancia de las cosas, abrir los brazos a las sorpresas que esperan en cada recodo del camino.
Literatura y vida (¿no son lo mismo?) en estado puro.
Lo que ese espíritu ve es siempre una flor, lo que ese espíritu sueña es siempre la luna. Sólo un bárbaro no vería una flor en todo, sólo un animal no soñaría siempre con la luna. La primera tarea para un aspirante a artista, por lo tanto, es superar ese estado de barbarie y de animalidad y hacerse uno con la Naturaleza.
de haber cruzado
el paso del bastón con un bastón
no me hubiera caído del caballo
Me fijé en un cerezo de apenas tres pies de alto cuyos capullos estaban a medio abrir. Enterrado bajo la nieve del invierno, este cerezo que comenzaba a florecer tan tarde no se había olvidado de la primavera.