En mi vida cada día hay una novedad y seguiré produciendo para buscar el amor y la paz y los presentaré al mundo. Ese es el placer de mi vida.
En mi último viaje a Madrid, tuve la suerte de visitar la retrospectiva que el Museo Reina Sofía ha dedicado a Yayoi Kusama, un imprescindible recorrido por los trabajos camaleónicos de esta artista japonesa. Colores, puntos, formas fálicas, repeticiones, espejos, mundos infinitos… La suya es una obra optimista y angustiosa a la vez. Una niña luchando en un mundo que le exige ser adulta, una mujer enfrentándose a todos sus miedos y obsesiones, sobreviviendo a través del arte.
Ella busca la libertad a través de la exploración indiscriminada con múltiples estilos y técnicas. Cuando ya ha agotado todas las posibilidades, rompe con ello y sigue huyendo hacia adelante. A menudo dicen que su arte parece extraterrestre, y algo de eso hay. Las gigantescas bolas rojas con topos blancos que abren la exposición no sabes si han salido de algún manga o de otro planeta pero, en cualquier caso, te dan la mejor bienvenida posible al mundo de Yayoi Kusama. Te teletransportan al amplio rincón creativo de su mente. «Juega conmigo», parecen decir. Y recorriendo los pasillos del Reina Sofía, juegas.
Diagnosticada de cenestopatía (una enfermedad mental), en la actualidad la artista vive voluntariamente en un hospital de Tokyo situado a poca distancia del estudio donde sigue creando. Hasta el 12 de Septiembre, tenéis tiempo de visitar el Reina Sofía y alucinar con sus pinturas, ilustraciones, collages, esculturas, fotografías, instalaciones, proyecciones… Os dejo con una pequeña muestra de lo que podéis encontrar en la exposición.