Hay que ganar desde el principio para salir victorioso siempre.
No conozco el camino para vencer a los demás pero conozco el camino para vencerme a mí mismo.
Cuando uno es sorprendido por una repentina tormenta, puede o bien correr lo más aprisa posible o bien colocarse rápidamente bajo los aleros de las casas que bordean el camino. De los dos modos nos mojaremos. Si uno ya estuviera preparado mentalmente a la idea de estar mojado, se encontraría a fin de cuentas muy poco contrariado con la llegada de la lluvia.
Cuando alguien nos cuente una historia o nos hable, uno ha de dar su opinión siempre que no esté de acuerdo con lo que se dice y escuchar al otro con la intención de señalar los fallos de la historia a fin de no dejar que abusen de nuestras debilidades.
Es deseable que el rasgo de la caligrafía sea prolijo y esmerado, pero si sólo tiene estas características parecerá una escritura rígida y sin gusto. Una escritura ha de tener, además, una silueta que se aleje de la norma.
Si piensas ver en el interior del corazón de alguien, sufre con él.
No hay nada que no pueda conseguirse. Basta con tener una firme voluntad, para poder atravesar tanto el cielo como la tierra sin la ayuda de nadie. Y, si esto ocurre, no hay nada que no pueda cumplirse o conseguirse. La gente carece de ánimo y es por ello que no les surge la voluntad. Mover el cielo y la tierra sin ni siquiera hacer fuerza es una cuestión de concentrar el espíritu en un único punto.
Es precisamente cuando uno piensa que se ha excedido en sus actos cuando por el contrario no comete errores.
Los caminos se pierden cuando se ponen excusas.
Reunir en el interior de uno mismo los tres valores: inteligencia, benevolencia y valentía. Para adquirir la inteligencia, basta con consultar las cosas con los demás. La benevolencia es actuar de forma útil para los demás. La valentía no es otra cosa que aguantar el dolor apretando los dientes.
Uno deja escapar el momento crucial porque cree que el ahora mismo y ese momento crucial son momentos diferentes. Ahora es el momento crucial y ese momento crucial es ahora mismo.
Si uno intenta salvar de la extinción a su clan, no conseguirá más que extinguirlo de forma indecorosa. Cuando cree que el momento ha llegado, ha de tomar la determinación de extinguirse con valor.
Tenía tendencia a pensar que el combate a manos desnudas difería del Sumo, debido a que no tenía importancia ser tirado al suelo al principio, ya que lo esencial era ganar al final del combate. Recientemente he cambiado de punto de vista. Se me ha ocurrido que si un juez tomara la decisión de parar el combate en el momento en que uno se encuentra en el suelo, os declararía vencido. Hay que ganar desde el principio para salir victorioso siempre.